En aquella vieja página escrita
se escurren las palabras entintadas,
en la tenue soledad que la limita
aprovechando las horas prestadas.
Con tinta invisible y permanente
los fragmentos quedan tatuados,
luchando con una fé impaciente
encerrando sentimientos encontrados.
Las letras danzan con suave sutileza
dibujándose en una nueva hoja
susurrando la historia que empieza
con la incertidumbre que despoja.
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