
desde que aquel secuestro en su memoria;
muchas lágrimas le han acompañado,
desde que decidió abandonar esa ilusoria.
Aquel sueño recurrente de encontrarle
de manera irreal, como una llama casi extinta;
le ha hecho reinventarle, anhelarle.
muchos días y noches de su vida.
Existe hoy en una realidad cruel
donde esa voz suena en su memoria,
y su esencia no se halla en ningún "el"
atando a su espíritu sin escapatoria.
Los veranos e inviernos solidarios
observan el pasaje efímero de su amor,
novelas y relatos son partidarios
de su ferviente e inigualable clamor.
Una súplica pide al incierto destino;
que le brinde un roce, un toque...
para reconocerlo en su camino,
y su boca guarde lo que su alma desemboque.
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